LA CHINA EN LA MORENADA, ORIGEN, GENERO Y SEXUALIDAD.

 Por. Fuster Alfredo

Para los amigos, alumnos y amantes del arte de las danzas que me han pedido referencia sobre la morenada; aquí les dejo un artículo que escribí hace cuatro años, espero les sea útil.

(Publicado 10 de diciembre del 2015)
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La figura que le da el toque sensual a la danza de la Morenada es sin duda la llamada china morena, aquella que jala miradas y de la que se inspiran los mejores temas musicales que hablan de amor, belleza y elegancia como características principales que posee este personaje.

La danza de la Morenada se extrae como apéndice de las congregaciones gremiales de trabajadores mineros y comerciantes; los sikumorenos de Mañazo, siendo uno de los conjuntos más antiguos y pioneros de esta expresión musical y danzaria de un solo bombo (El sikuri), ejecutaban sus cañas y con ellos, los personajes que la acompañaban eran los que hoy vemos formando danzas que con el tiempo han tomado mensaje y características propias, una de estas expresiones es la hoy llamada morenada. Su exhibición en las principales festividades realizadas en Bolivia y Puno ha tomado una notoriedad y protagonismo realmente importante ya que muchos son los conjuntos que hoy se hacen a esta danza.

La Morenada constituye un 30% de las danzas en traje de luces que se suele presentar en la festividad de la Virgen Candelaria de Puno, pero muy poco se conoce sobre uno de los personajes que más miradas atrae dentro del conjunto, nos referimos a la china morena, para lo cual nos formulamos la siguiente interrogante: ¿Cómo se origina el personaje llamado china morena?

Recordemos que a inicios del siglo XX; tanto en Bolivia como en Puno; el papel de las mujeres y su intervención en las danzas era limitada, por no decir nula. Es en épocas de la inclusión de la mujer dentro de los comicios electorales que, de acuerdo a la nueva ley establecida bajo la presidencia del entonces gobernante de nuestro país general Manuel Odría, que se da solución a los reclamos que se venían desde 1910, promulgando la ley del voto femenino un miércoles 7 de septiembre de 1955, desde esa fecha y en adelante las mujeres no solo harían ejercicio de su derecho al voto, sino de su derecho en primera instancia, de ser incluidas dentro de las prácticas sociales que se vinculaban a un círculo exclusivamente de varones. 

Se podría decir que fue largo el camino que transitaría la mujer hasta nuestros días en que su participación dentro de las danzas es casi necesaria, fue una lucha que tuvieron que afrontar con valentía y temple. 

Aclaremos algo; las evidencias permiten demostrar que no era la figura de la china morena una creación de la reciente inclusión de las mujeres a la danza, ya antes existió la "china" en ese proceso de cambios de la Morenada que se desprendió del sikumoreno, la figura de un varón vestido de mujer oculto bajo una máscara es a quien llaman "china", que en aymara significaría "hembra" refiriéndose a la hembra de un animal; así encontramos los nombres dados a este personaje al que se le llamaba "china nina", "china supay" o "kachwa diabla" y con el tiempo kachudiabla de la que existen referencias que constituiría el binomio y concepto de la complementariedad de la cosmovisión andina encarnados en una figura que suele ser de participación libre dentro de la danza; algunos historiadores mencionan que este personaje estaría relacionado con la fertilidad agrícola que a su vez sería símbolo de la alegría desenfrenada del carnaval, en todo caso sabemos que la simbología del personaje en mención estuvo ligada al concepto de la sexualidad invertida que en la sociedad andina se asumían bajo entendimientos muy distintos al occidental y conservador. 

En Bolivia, el personaje masculino vestido de mujer daría paso a la primera figura de la china morena que hoy vemos en la también llamada "danza pesada"; esta construcción nueva de varón travestido, de facciones más estéticas en comparación a la greñuda “china” o “china nina” del sikumoreno da pie a su inclusión y aceptación en esta danza que, por cierto, tiene un contexto construido en base a lo amoroso en el discurso de virreyes y princesas, contextos asumidos en el tiempo para su permanencia y puntual comercialización; en este sentido es necesario aclarar que la inclusión de la actual china de la morenada fue hecha por una comunidad de homosexuales tra-vestidos de Bolivia, constituyendo este personaje como una de las figuras que bajo el disfraz de la feminidad se aceptaba su condición sexual con libertad y sin prejuicios aprovechando desde luego la época de fiesta.

El nuevo personaje dotaba a la danza de una esencia sexualmente marcada, una especie de combinación casi satírica que en los años 50 se le atribuía a personajes que se constituían como la representación de los deseos más oscuros del hombre, el mismo que ve en la figura femenina un cuerpo de reproducción y templo del placer sexual cuando la fiesta y el carnaval son propicios para que la lujuria tenga rienda suelta, desde luego esta constitución grupal sobre el personaje era muy distinta al como se le da significado en Puno, ligadas más al equilibrio natural entre la hembra y el macho y con características completamente rituales (personajes de sexualidad invertida) existentes aún en danzas sobre todo autóctonas, muestra de eso es la presencia de varones travestidos incluso en danzas como la Payala en la danza del carnaval de Macarí o la Huaylaca en la zona de Paucartambo en Cusco. 

En los contextos de género, se pueden evidenciar que las culturas prehispánicas han practicado la homosexualidad (Moches) con un sentido no inmoral, como el ojo occidental lo pueda condenar en la actualidad, sino por una plena concepción ritual, en ese contexto la china supay o china nina se haya incluido dentro de las prácticas culturales que se vinculan a la ritualidad y el misticismo que tienen las minas y los que trabajan en ella; sin embargo no cabe duda que la china morena de características cándidas y facha de princesa, es el estereotipo de una sociedad puneña que adopta al personaje estético mas no sus actitudes en cuanto al ejercicio de su sexualidad, construyéndose un cuento de "reinas y virreyes" basadas en la historia, divorciándose de todo concepto ritual que en inicios tenía producto de la matriz que lo alumbra (el sikumoreno); en ese sentido anula la participación de un tercer género dentro de las prácticas tradicionales costumbristas donde en algún momento este personaje tuvo un espacio y protagonismo propio.  

Es curioso saber que los discursos de esta parte del altiplano siempre han sido recatados y han tratado de anular los temas relacionados a género y sexualidad, evidentes en danzas como esta, por el contrario en el lado boliviano se presentó el texto “La China Morena: Memoria Histórica Travesti”, del autor David Aruquipa Pérez, quien es presidente de la Asociación de Colectivos TLGB del Departamento de La Paz y presidente del Comité Político del colectivo TLGB de Bolivia, donde ocupó además el cargo de director de patrimonio del Viceministerio de Desarrollo de Culturas. 

En el texto hay evidencias que el personaje de la china morena fue de creación masculina en el ejercicio de la homosexualidad, que se disfrazaba de fémina para exhibirse en las épocas del carnaval, épocas donde la censura y el desenfreno eran cosa de segundo plano.

Una de las evidencias que la homosexualidad ha sido exhibida en las prácticas culturales más tradicionales siendo aceptadas transponiendoles el concepto; un ejemplo claro es la chonguinada, danza conformada por cuadrilla donde participan también homosexuales vestidos de mujeres que conforman un gremio de trabajadores o asociación de personas que le rinden pleitesía a la efigie a la que le ofrecen su danzas, lo curioso es como han sido incluidos estos personajes no solo en Puno, Bolivia o Junín con la plena libertad de su derecho al ejercicio de su condicion sexual a lo largo y ancho de nuestro país, asumidos de forma directa o indirecta por su sociedad; incluso en sectores sociales donde el machismo y la masculinidad construida impera y son evidencia de diferencias bien marcadas en un país que no acepta su realidad.

En todo caso la Morenada que ahora vemos, dista en mucho; de la que se gesta tanto en Puno como en Bolivia.

Mucho que discutir de esta danza se queda pendiente, hasta la próxima.



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