LA DIABLADA PUNEÑA
Por Omar Aramayo.
El ministro de cultura, Ciro Gálvez, ha pedido a su viceministra Leslie Urteaga, tomar las medidas respectivas a través de Cancillería, para afrontar el agravio incesante de los bolivianos contra los puneños y contra los peruanos en general, por el supuesto negado de apropiarse de su folklore, por robarles sus danzas.
Eso ocurrió está noche, al finalizar el acto de entrega de la autógrafa de la resolución ministerial, donde se declara la danza de la Diablada como patrimonio nacional.
La importancia de esta declaratoria, dije al ministro Gálvez, cuando concluía el acto protocolar y era urgente hacer el uso de la palabra, precisamente para hacerle conocer la relación conflictiva que existe entre los dos países, y que los dirigentes del colectivo de las ocho diabladas lacustres, llegados de la ciudad de Puno para el acto protocolar, en sus atildadas exposiciones, omitieron como un gesto de culpa o de excesiva cortesía.
Además de la necesidad freudiana de reconocimiento que tienen los pueblos del interior, el valor práctico de esta declaración, y las disposiciones a la viceministra Urteaga, es deslindar definitivamente esta guerrilla de insultos que los peruanos sufren en Bolivia, en el Perú, y en el mundo.
Gracias ministro Gálvez, por estampar su firma en un documento que gestiones anteriores a la suya no supieron afrontar. Me alegro haber provocado una reacción positiva en su gestión. Hace aproximadamente treinta años que vengo con el tema.
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